En tiempos de cuarentena he visto y leído decenas de webinars y artículos sobre transformación digital (TD). Hay muchos de muy buen nivel, pero en su gran mayoría no escapa de lo convencional. Tienen una estructura parecida:
Si hubiera que asociar la sensación que dejan estos vídeos con una imagen lo asociaría a un coche que llega a la gasolinera y se encuentra con gasolina súper mega turbo que permite al coche ir tan rápido que levita sobre la carretera. Es opción del conductor seguir con lo habitual o probar el mágico combustible.
Mucha de esta información es suministrada por el sector tecnológico que funciona evangelizando y mostrando los aspectos positivos de la transformación e invitando a las empresas a emprender proyectos.
Los tecnológicos aspiran, con razón, a subirse a la ola de una alta demanda, que es real, pero omiten que proyectos como GPT3 o Autónomos DataBase podrían borrar del mapa muchas de las especialidades de ese sector. El sector tecnológico podría ser el principal beneficiado y, a la vez, una de las primeras víctimas de la transformación en forma simultánea.
Si se subestiman las amenazas y nos mantenemos en definiciones convencionales seguramente no sabremos ni aprovechar las oportunidades ni neutralizar esas amenazas.
Las oportunidades son inmensas y todavía no han sido detectadas con claridad. Será necesario un proceso de análisis, debate e intercambio de conocimientos para descubrirlas.
Los emprendedores, CEOs o ejecutivos de pymes afrontan esta realidad sin toda la información necesaria para tomar decisiones.
La Wikipedia la define así. “La transformación digital es el cambio asociado con la aplicación de tecnologías digitales en todos los aspectos de la sociedad humana… La digitalización ofrece demasiadas oportunidades de crecimiento en todos los ámbitos, sectores, regiones y cualquier tipo de empresa. Este conlleva la mejora de los procesos que aumentan la eficacia y reducen los costos.”
Es una definición convencional. No puede decirse que sea errónea pero sí que es una verdad a medias.
En principio es importante diferenciar transformación digital de digitalización ya que se usan erróneamente como sinónimos.
Más allá de esa definición convencional definiría la TD como la forma que ha encontrado el capitalismo para aumentar la tasa de ganancia en condiciones que la globalización ha encontrado sus límites.
El capitalismo ha resultado el sistema económico dominante porque ha tenido la flexibilidad necesaria para adaptarse y reinventarse.
En la necesidad de aumentar permanentemente la tasa de ganancia, tuvo inicialmente una fase comercial, de expansión territorial y colonialista. Una vez que se ocupó el mundo, surgió su fase financiera, con las sociedades por acciones y las bolsas de valores. Luego hubo una etapa de globalización con la expansión del capital por el planeta buscando mejores costos de producción y desarrollando mercados hasta ese momento inexplotados. (China, India, Brasil, Sudáfrica). Muchas multinacionales se instalaron en esos países lo que implicó un traslado de renta hacia los países periféricos y aumento de desocupación en los países centrales.
Esta expansión llegó a sus límites.
¿Cómo hace la economía para mantener la tasa de ganancia? Parecería que la robotización, la automatización y la transformación digital es el método. Esto supone un cambio de paradigma muy profundo y nuevas reglas:
El sector tecnológico ha sido el de mayor crecimiento en los últimos 10 años. Las tecnológicas ocupan, casi con exclusividad, el top ten entre las empresas de mayor valuación en el mundo. En ellas se ve con claridad este cambio de reglas.
En el pasado un desarrollador o empresa de software cuidaba la privacidad y el secretismo de su código como su bien más preciado. Algo que no compartiría con nadie.
El open source o código abierto invirtió el paradigma. A partir de compartir el código, disponerlo abierta y públicamente, se lograron mejores resultados. Con esta filosofía Linux se convierte en el sistema operativo dominante. La tecnología de blockchain crece a partir del mismo paradigma y posibilita términos de intercambio que compiten con las monedas tradicionales.
Github ratifica las ventajas de la economía en red. Github es un repositorio, abierto, público y gratuito de más de 38.000.000 de proyectos cuyo código está disponible para que cada uno lo baje, lo adapte y lo modifique. Luego puede subir una versión con mayor valor agregado. Cada vez es más trivial escribir código desde cero. Es muy posible que ese código, o un alto porcentaje, ya esté disponible en Github.
Los desarrolladores aportan al repositorio, que crece permanentemente, porque acreditar aportes de valor a Github valoriza la trayectoria personal tanto o mas que el CV. Las empresas hacen lo mismo porque valoriza la marca.
Todos esperamos que el precio por esta evolución de la economía no sea la democracia, los derechos humanos y la privacidad de las personas.
Los algoritmos que habilitan la evolución de los modelos de negocio también condicionan nuestros gustos y preferencias. Tienen un nivel de opacidad que no se puede ignorar. Se tiende a confiar en la tecnología de manera desmedida. Los errores que reconocen las fuerzas de seguridad con las aplicaciones de reconocimiento facial y la experiencia de Cambridge Analytics con la manipulación electoral en las principales democracias del mundo prueban que estos avances tecnológicos tienen dos caras.
La privacidad de los datos y de las personas es otro tema en cuestión. ¿De quién son los datos? ¿De las empresas que los recolectan, del estado, o de cada individuo?
El ritmo de la transformación digital se ha acelerado por la rápida adopción de los consumidores, que a su vez modifican sus hábitos y espiraliza el proceso de cambio. Las personas privilegian más “el usar” que “el tener”. El cliente pasa a tener un poder diferente.
Hay un proceso contradictorio de concentración de la economía, pero en una estructura de red, donde las pequeñas empresas o unidades económicas, juegan un papel condicionante.
No es posible adivinar como se resolverá esta contradicción. La perspectiva cambia según la ubicación de cada empresa en su cadena de valor.
Estos cambios en la economía no son nuevos. Empezó hace unos años y es externo a las empresas. No se trata de convencer a alguien que inicie un proceso de transformación. Tampoco es opcional.
Si hubiera que asociar una imagen es la de una ola gigante que se nos viene encima y sólo los prevenidos (o innovadores) que tenían la tabla encerada y en la mano podrán surfearla: el resto será arrastrado.
Esta imagen se contrapone con la convencional. Pero ¿Por qué interesaría a un empresario pyme toda esta digresión? ¿No le alcanzaría con los conceptos convencionales?
Supongamos que un gerente de una pyme recurre al CEO pidiendo más recursos para cumplir los objetivos del presupuesto y que su requerimiento es válido:
Algunos de los expositores asemejan la transformación digital con la Revolución Industrial y hacen un inventario de nuevas tecnologías para fundamentarlo. Es una verdad a medias.
Imaginemos que queremos describir la revolución industrial a partir de la máquina de vapor, el telégrafo, y la producción seriada. ¿Cuántas oportunidades se pueden encontrar? Indudablemente muchas.
Pero la Revolución Industrial fue mucho más. Fue la migración del campo a la ciudad y su desarrollo, el surgimiento del concepto de Nación/Estado, la educación y salud pública, imprescindible para formar la legión de trabajadores para las fábricas y los ejércitos, los derechos universales, la democracia, acceso a la información, los medios de comunicación. ¡Cuántas más oportunidades se pueden encontrar sino se limita al inventario de tecnologías y se analiza la Revolución Industrial con una perspectiva mas amplia!
Muchas de las transformaciones generadas de esa época hoy están en crisis y por eso es válida la comparación. En las fábricas los obreros han sido progresivamente reemplazados por robots y las guerras se hacen con drones, aviones no tripulados, ciber-ataques o ataques bacteriológicos. No es casual entonces que la salud y la educación pública estén en crisis. Muchas de las carreras universitarias actuales forman en profesiones que en un año ya no serán tan necesarias y hay especialidades que surgen para lo cual no hay aún carreras.
Podríamos seguir enumerando los componentes característicos de una época que están en crisis. La democracia, partidos políticos, prensa independiente, privacidad, propiedad de los datos, el trabajo, derechos individuales, las pensiones…
Pero la crisis más significativa radica en la fuente de energía que alimentó la revolución industrial. La energía basada en restos fósiles ha llevado a un calentamiento atmosférico del planeta que pone en jaque la permanencia de la especie humana en la tierra.
¿Cuánto tiempo tenemos? Sólo 10 años. Jeremy Rifkin describe de manera clara esta situación y propone un plan para reemplazar la energía basada en restos fósiles por energías renovables, generar una recuperación de la economía reasignando fondos y recapacitando masivamente a los desocupados de la transformación digital. En todos los aspectos mencionados es necesario buscar las oportunidades que surgen en las crisis.
Si no se describen estos cambios se limita y desinforma a esa constelación de emprendedores y dueños de pymes que somos el corazón de cualquier reactivación de la economía. Somos nosotros los que, con creatividad y perseverancia los que necesitamos información y estímulos para generar propuestas creativas.
Según la ONU, las pymes “representan más del 90% del total de empresas, generan entre el 60% y el 70% del empleo y son responsables del 50% del Producto Interior Bruto (PIB) a nivel mundial”. El entretejido de las pymes ha sido el motor de la mayoría de las reactivaciones económicas y son la columna vertebral de la economía en todos los países.
Si las personas que toman decisiones en esas pymes no tienen una comprensión profunda de estos procesos, la contradicción entre el aumento de la concentración económica y la generación virtuosa de redes de empresas se va a resolver a favor de los gigantes de la economía.
Desde Lempert hemos desarrollado una metodología para impulsar procesos de transformación digital, utilizamos metodología para que la innovación no sea un milagro sino una manera de pensar, llevamos más de 40 años digitalizando procesos, pero si los proyectos no parten de una convicción profunda de la dirección de las empresas terminan en mejoras parciales de digitalización. Aunque sean exitosos.
Hemos ampliado un abanico de servicios y herramientas para facilitar a las pymes su transformación. Pero son herramientas. Lo determinante es la decisión, comprensión y compromiso de la alta dirección de cada empresa en esta transformación.
Yuval Harari, un pensador muy leído en la actualidad, dice que el hombre desde siempre se acostumbró a unirse en relación con un “ellos”, contra otros. Hay 3 motivos que pueden unir a la totalidad de la humanidad: el peligro de una guerra nuclear, el cambio climático y la disrupción tecnológica.
La energía nuclear suministra energía para un tercio de la población mundial. Pero también genera el peligro de una hecatombe. De la misma manera la transformación digital puede generar un impresionante avance en el nivel de vida de la población o la pérdida de privacidad, democracia, la manipulación del voto y la opinión pública y otros peligros.
Cuando se habla de TD no se puede tener la ingenuidad de ignorar esta dicotomía ni la omisión de incorporar de manera activa a unos actores que pueden ser decisivos la hora de generar trabajo, impulsar las energías limpias, adaptarse con más flexibilidad y agilidad a los cambios que los tiempos necesitan.
La pandemia ha agilizado la transformación digital. Los primeros sectores en verse cuestionados en sus modelos tradicionales fueron:
El sector de las pymes siendo tan decisivo, paradójicamente, tiene menos acceso a la formación en conceptos empresariales. Su éxito hoy se apoya mas en la intuición y tiene menos herramientas para tomar decisiones. Ojalá podamos ayudar desde este espacio.
En Lempert llevamos mas de 40 años haciendo digitalización de procesos y 15 transformación digital. Hemos consolidado esta experiencia en una metodología, que no es una receta, es una manera de encarar la problemática acorde a las posibilidades de cada empresa, su cultura y ubicación en la economía. Es simple y se basa en 4 aspectos:
Acompañando esta propuesta brindamos un amplio abanico de servicios tales como Consultoría en Innovación y Transformación digital, Proyectos de digitalización de procesos, e-commerce, blockchain, Marketing digital, Big Data, Internet de las cosas, así como desarrollos a apps java y mobile.
Pensar en Grande, Ejecutar por pasos y Moverse rápido. La evolución hacia la transformación digital requiere la integración de numerosas tecnologías y la experiencia en liderar estos procesos es un factor crítico de éxito indispensable. Otro es la convicción de la dirección de la empresa en que no hay otra manera de afrontar el futuro
Autor: Daniel Lempert
Artículo publicado originalmente en Febrero de 2021, actualizado en Junio de 2022
Más de 40 años de experiencia le han servido a Lempert S.A. para aprender cómo conducir en los cambios, poder acelerar en las curvas, y acompañar la velocidad de los mismos con nuevas propuestas.